¡Todos amamos la gelatina! Después de todo, era uno de nuestros postres favoritos a la hora del recreo o a la salida de la escuela. Qué tiempos aquellos tan fantásticos, y para rememorarlos, decidimos retomar este ingrediente para hacer un pastel aun más delicioso que el pastel de fresas. Se trata de la querida tarta de frambuesas, su eterna rival. Esta dulce tentación es digna de un rey o una reina.
Tritura las galletas de mantequilla y mézclalas con mantequilla derretida. Cubre la base de un molde redondo (de 18 cm de diámetro) con papel para hornear, luego vierte la mezcla de las galletas y presiónala sobre el fondo. Mete el molde al refrigerador por 30 minutos.
Calienta el queso crema, la crema, el azúcar, el extracto de vainilla y las hojas de gelatina en una olla. Remueve con un batidor manual hasta que la gelatina se disuelva. Después deja que la mezcla se enfríe a temperatura ambiente y después integra la crema batida. Vierte ⅓ de la mezcla de crema sobre la base de galletas y pon a enfriar el molde en el refrigerador hasta que la capa de crema esté sólida.
Prepara la gelatina de frambuesa en una olla y déjala enfriar a temperatura ambiente. Vierte ⅓ de la gelatina líquida sobre la capa de crema y mete el molde nuevamente al refrigerador hasta que cuaje. Repite el proceso hasta agotar la crema y la gelatina. Asegúrate de que las capas se solidifiquen antes de agregar la siguiente.
Refrigera el producto final durante unas 4 horas hasta que todo haya cuajado muy bien y date gusto decorando esta pieza maestra con gotas de crema batida y frambuesas frescas. ¡Hermoso!
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