Hierve los spaghetti en agua con sal.
Corta las 2 pechugas de pollo por la mitad a lo largo, de forma que te queden 4 filetes. Aplana los 4 filetes con un martillo para carne. Salpimenta la carne.
Mezcla queso parmesano con pan molido. Pasa los filetes primero por huevo y luego por el pan molido. Fríe los filetes en aceite caliente.
Echa los spaghetti hervidos en un bol y añádeles crema (nata), queso parmesano rallado, huevos, pimienta y sal. Mezcla todo bien.
Echa la mitad de la pasta en un molde de horno cuadrado y colócale dos rodajas de queso encima.
Coloca los filetes ya empanados sobre las rodajas de queso.
Cubre los filetes con otras dos rodajas de queso y para terminar, cubre con el resto de spaghetti.
Introduce el molde en el horno precalentado y hornea durante 30 minutos a 180 °C con la circulación de aire activada.
Sofríe cebolla y ajo en un poco de aceite y añade los tomates triturados. Condimenta la salsa con hierbas, sal, azúcar y pimienta. Deja cocinar unos 5 minutos.
Vierte la salsa de tomate sobre los spaghetti del molde, cubre todo con queso rallado y hornea durante 25 minutos.