Tritura las galletas en una licuadora. Añade la leche y mezcla hasta formar una masa pegajosa.
Cubre la base del molde con papel de horno y engrasa el borde. Esparce la mezcla de galletas por el fondo del molde y presiónala con una cuchara.
Bate los huevos con el azúcar hasta que hagan espuma. Mezcla la harina, el polvo de hornear y la sal en un tazón, y añade todo a los huevos espumosos. Por último, agrega la mantequilla ablandada. Vierte la masa en el molde redondo y aplana la superficie con una espátula.
Engrasa los cinco vasos con un poco de aceite. Llena todos los vasos con una mezcla de bayas de colores, y añádeles azúcar y jugo de limón.
Coloca los vasos llenos formando un círculo sobre la masa del molde y hornea el pastel durante 60 minutos en el horno a 175 °C con la circulación de aire activada.
Retira los vasos del pastel después de hornearlo. Cuela el jugo derramado de los vasos y viértelo en un tazón. Debe haber por lo menos 500 ml de jugo. Si es necesario, también puedes completar esta cantidad con agua caliente o jugo de cereza. Añade el polvo de gelatina al líquido y mezcla todo muy bien.
Cuando el pastel se haya enfriado un poco, coloca las bayas (sin vasos) de nuevo en los agujeros y vierte la gelatina sobre ellas. Deja enfriar el pastel durante una hora.
Mezcla el queso crema con el azúcar en polvo y el endurecedor de crema. Por último, añade la crema (nata) batida. Coloca la crema en un lugar frío durante al menos una hora.
Enjuaga los vasos usados y colócalos sobre los agujeros llenos de bayas del pastel. Cubre el pastel con la crema. Con los vasos colocados de esta forma evitarás que la crema entre accidentalmente en los agujeros de las bayas. Esparce la crema suavemente hasta cubrir toda la superficie del pastel. Después retira los vasos y espolvorea el centro de la tarta con virutas de chocolate.