Mezcla la leche con el agua y caliéntala a 40 °C. Añade la levadura seca y deja reposar 10 minutos. Mezcla la harina con la sal, el azúcar, la mantequilla a temperatura ambiente troceada y la mezcla de levadura. Amasa durante 15 minutos hasta obtener una consistencia uniforme. Envuelve la masa en film de plástico y refrigera durante 12 horas.
Extiende la mantequilla entre dos hojas de papel de hornear en forma rectangular. Refrigera durante 15 minutos.
Extiende la masa en forma de rectángulo. Coloca la mantequilla sobre la masa y enciérrala dentro de la masa. Extiende la masa con la mantequilla en su interior formando un rectángulo.
Dobla la parte superior de la masa hacia el centro y luego dobla el resto de la masa sobre la que ya doblaste para formar un rectángulo. Cubre y refrigera durante 30 minutos. Repite el proceso de extender, doblar y refrigerar 3 veces. Finalmente, envuelve la masa en papel de aluminio y refrigera durante 12 horas.
Hierve la leche con el azúcar y el aroma de vainilla. Añade las semillas de amapola y la sémola, y deja hervir mientras remueves constantemente. Deja enfriar.
Mezcla todos los ingredientes y tritúralos con un tenedor hasta obtener una masa homogénea.
Mezcla todos los ingredientes en una olla y hierve hasta que la mezcla haya espesado. Deja enfriar.
Extiende la masa formando un rectángulo y corta en tres tiras del mismo grosor. Unta cada tira con uno de los rellenos y enróllalas con cuidado. Coloca los rollos en un molde rectangular cubierto con papel de hornear. Cubre y deja reposar 2 horas a temperatura ambiente.
Bate un huevo y unta el pan antes de hornearlo en el molde a 190 °C durante 45 minutos con el calor inferior y superior activados.