Agrégale la pulpa de la vaina de vainilla a la leche y pon a hervir brevemente. Bate las yemas de huevo con el azúcar en polvo durante al menos 3 minutos con una batidora eléctrica hasta obtener una consistencia espesa. Cuando los huevos estén casi blancos, añade la maicena. Agrega esta mezcla a la leche mientras revuelves constantemente y vuelve a hervir todo brevemente. Vierte el pudding en un bol y cúbrelo con film transparente. Ponlo en el refrigerador durante al menos 4 horas.
Pon las frambuesas en un recipiente alto y añádeles azúcar. Tritura en la licuadora durante 1 minuto y luego ponlo a enfriar durante una hora.
Derrite la mantequilla con el chocolate blanco. Separa los huevos y bate las yemas con el azúcar hasta alcanzar una textura cremosa. Luego agrega la mezcla de chocolate y mantequilla.
Bate las claras de huevo a punto de nieve y agrégalas con cuidado al resto. Después mezcla la harina con la sal y la maicena, y tamiza todo en el tazón donde están los demás ingredientes del bizcocho.
Coloca una bandeja de horno con papel para hornear y reparte encima el coco rallado de manera uniforme. Vierte con cuidado la masa líquida sobre el coco rallado. Mete la bandeja en el horno precalentado (rejilla superior) a 170 °C durante 12 minutos, con la circulación de aire activada. Después de hornear, deja que la masa se enfríe brevemente.
Deja hervir el agua con las semillas de amapola durante unos 5 minutos o hasta que las semillas estén blandas. Pasa las semillas de amapola a través de un colador y mézclalas con el mazapán. También pica los pistachos.
Esparce el pudding de vainilla en la base de bizcocho ya enfriado. Reparte encima una franja de puré de frambuesa, otra de crema de semillas de amapola y, por último, una de pistachos picados. Cada franja debe ocupar un tercio de la masa.
Enrolla toda la pieza. Si es necesario, esparce más coco rallado sobre el rollo. Corta el rollo en tres partes, de manera que cada una tenga un relleno distinto. Divide cada tercio una vez más.