Mientras se fríen los espárragos, echa el aceite de oliva, los piñones, los dientes de ajo, el parmesano y el manojo de albahaca en una batidora. Mezcla bien con la batidora.
Corta los espárragos en 3 partes y échalos a la sartén con un poco de aceite de oliva, sal y pimienta. Fríelos hasta que los lados queden dorados.
Hierve 225 g de pasta y échalos en un bol.
Añade el pesto, los espárragos, los tomates secos y la rúcula a la pasta. Remueve bien para que todo quede bien repartido.
Pon todo en un plato y echa un poco más de rúcula y un chorrito de aceite de oliva.